1. Aliméntate con frutas y verduras frescas, idealmente de cultivo ecológico.
Toma cada día 2-3 piezas de fruta y al menos una buena ensalada.
2. Aumenta el consumo de alimentos ricos en fibra: cereales integrales y legumbres.
Evitando a toda costa los refinados.
3. Limita el consumo de carnes y alimentos de origen animal, especialmente
los de alto contenido graso. Si el vegetarianismo no es lo tuyo, no más de 3
veces por semana, ecológicos y frescos.
4. Aporte calórico moderado. Evita la obesidad y el sobrepeso realizando de
forma habitual ejercicio físico. Evita el azúcar refinado, alimentos pre
hechos, coloreados, procesados, enlatados y todos aquellos de los que: “no
puedes comer solo uno…”
5. Abstente del alcohol. (solo 1 vez al mes, porque la ocasión lo amerita). No rechaces
la vida con el tabaco.
6. Evita alimentos ahumados, en salazón, braseados y en general cocinados
directamente al fuego o humo, al igual que frituras. “No matarás 2 veces el
alimento”
7. No tomar alimentos demasiado calientes ni demasiado fríos. Dejándote llevar
por las estaciones. Vigila tus pensamientos, tus palabras y tus emociones, pues
ellos te conforman.
8. Mantén un hábito de comidas regular en cantidad y en horario a lo largo
del día y de la vida. Cuando comas, come, cuando bebas, bebe. Mastica bebiendo
tu alimento y con consciencia.
9. Tomar líquidos entre 1.5 a 2 litros a lo largo de todo el día,
preferiblemente entre horas, separado de las comidas. Recuerda que 2/3 partes
de ti y del planeta son agua.
10. Limita la sal como condimento. Si la usas, que sea marina, sin refinar
y una sola pizca bastará.
Alimentarse bien no es un hábito que tiene todo el mundo. Es difícil seguir
unos requisitos cuando estás acostumbrado a alimentarte de otra manera, cuando
tus costumbres toda la vida han sido diferentes, pero con el tiempo y dedicación
los hábitos que tenías antes, se pueden cambiar.
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