viernes, 15 de noviembre de 2013

MARIDAJE

El maridaje es encontrar un buen vino para que acompañe la comida y realzar el placer de comerlos. La textura y el sabor de ciertos alimentos pueden cambiar de acuerdo al vino escogido, y es por esto que es necesario saber escoger el mejor para lograr la combinación perfecta. Este arte de combinar los alimentos con vino es relativamente nuevo que mueve mucho a la industria.


Para hacer un buen maridaje se debe tener presente cinco concejos básicos:
Escoger el vino que más disfrute bebiendo en lo primero que se debe pensar es que el vino sea rico de tomar sin preocuparse por la calidad y como está clasificado, independiente de lo que piensen los expertos. 

Un buen maridaje debe empezar sirviendo primero los vinos más ligeros que tienden a ser los vinos blancos, aunque existen vinos tintos que se pueden servir al principio de la comida como los Pinot Noir. Los vinos más ligeros se pueden servir con la ensalada, sopa o aperitivo. Cuando se está sirviendo aves o pescado se utiliza un vino blanco y el vino tinto ligero. Los platos más pesados como carne o cordero merecen vinos más pesados y por último, los platos de postre pueden ser servidos con vino blanco enfriado.

Siempre es importante encontrar el equilibrio cuando se empareje el vino con una comida, pensar en la complejidad de la comida que se sirven a los comensales. Los sabores y alimentos altamente complejos deben estar emparejados con vinos de sabor simple, mientras que los vinos con sabores complejos deben acompañar platos simples pero deliciosos.

La comida que se sirva puede cambiar el sabor de un vino y viceversa y por ello, es importante saber lo que se cocina antes de escoger los vinos que se sirven. Los ácidos y taninos en un vino pueden interactuar con el condimento usado en salsas o los sabores naturales que se encuentran en las carnes. 

Se debe pensar también sobre los sabores, como el dulce y el picante, para tratar de encontrar un equilibrio entre un plato y un vino. Por ejemplo, las comidas picantes, como la tailandesa o alguna cocina española, pueden ser servidas con vinos dulces para ayudar a equilibrar el calor asociado con estos platos.

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